sábado, 17 de septiembre de 2011

La atención médica y los derechos del paciente

“Los médicos nos equivocamos, estamos más propensos a cometer errores”, “Letra de médico” Carlos Presman.


Desde que tengo memoria, es común ver a pacientes o familiares de estos realizando largas colas en horas tempranas en los hospitales, a veces a la intemperie, padeciendo frío, lloviznas o incomodidades propias de esperar en veredas.


La salud pública en la Argentina continúa siendo una materia pendiente, si bien la defensa política es que en muchos países la medicina no es gratuita, el enorme gasto que genera la salud estatal radica justamente en la falta de medidas tendientes a la prevención y a la educación sanitaria.


Las esperas para los turnos de atención, los paros en los hospitales, la falta de equipamientos, personal o insumos hicieron que muchos de los que pueden pagar una obra social o medicina prepaga “invirtieran” en esas empresas medicas que ofrecen diferentes planes y servicios, donde la salud es más un negocio que un derecho. La ambición en mejorar sus ingresos de estas empresas, han ido en el tiempo retaceando calidad y lugares de internación de sus afiliados, además de no reconocer ciertos tratamientos, siempre basados en los costos que estos tienen para la prepaga. En los últimos años, los amparos y las medidas judiciales iniciadas por afiliados, han tenido sentencias favorables. Esto avala el concepto de que el paciente o el cliente, suelen tener razón más veces de las que le reconocen las obras sociales.


En igual medida, muchas clínicas, sanatorios o instituciones de salud han ido limitando su planta permanente de profesionales, sucediendo que muchas instituciones no cuentan en su plantel con médicos especialistas, sino que ante una necesidad puntual, se contrata los servicios del especialista requerido, lo que generalmente redunda en un tiempo de espera prolongado para el paciente, y que los médicos convocados no suelan tener un conocimiento pleno de su paciente.


En este artículo plantearemos una idea general, para en próximos artículos ir a casos específicos de instituciones denunciadas por mala atención.



La medicina no es una ciencia exacta



Si bien es sabido que la medicina no es una ciencia exacta, muchos médicos suelen comportarse como si su evaluación, diagnóstico o palabra así lo fuera, no aceptan de buen agrado los pedidos de explicaciones, se molestan si se les requiere su nombre y matrícula, algo que debería ser habitual en el ejercicio de su profesión.


Es tan incongruente este tipo de conducta en profesionales de la salud, que parecen olvidar que son falibles y que justamente por ello existe el delito denominado “mala praxis”.


En ese diario trabajo médico, muchos de los profesionales suelen desarrollar sus tareas con total despreocupación por su paciente, incluso médicos privados que atienden sus pacientes de una forma tan despersonalizada que parece que se tratara de un negocio y no de un servicio médico, que puede ser un buen negocio, pero con el paciente como elemento de prioridad.


La tecnología, parece haber afectado negativamente la atención de los médicos a la hora de atender a los pacientes, muchas veces suele suceder que los médicos mientras están con un paciente reciben llamados a sus celulares, que los distraen de su momento, o reciben radios que deben responder generándose una distracción que a veces suele ir acompañada de pensamientos nuevos que se agregan a ese médico cuando debe responder a ese llamado o resolver una situación ajena a la que tenía con el paciente. Lo mismo ocurre con los médicos que utilizan notebooks para su trabajo o los que evalúan al paciente mientras llenan alguna planilla.


La falta de controles, la no aplicación de normas que resguardan al paciente ante la atención médica, el uso y costumbres, ha ido degradando la calidad de la atención de los pacientes, y en la pueril excusa de la saturación del médico se han ido dejando de lado normas elementales y protocolos que hacen una mejor relación, médico-paciente-familia.


Los medios no hacen hincapié en la atención que debe recibir cualquier ciudadano como paciente sea en un hospital público, en una clínica privada o en una consulta particular, usted como paciente tiene derechos, la Ley 26.529 vale la pena ser leída por todos, para tener una idea de cómo debe ser atendido, cuáles son sus derechos y cuáles las obligaciones de los profesionales, a los que un título universitario no los pone por encima de nadie.


Si usted tiene dudas no dude en asesorarse, si usted no está de acuerdo con el diagnóstico médico tiene derecho a una interconsulta, para ello el médico que le da un diagnóstico debe hacerlo por escrito, si usted no está de acuerdo con el tratamiento o los estudios propuestos puede oponerse, tiene derecho a la autonomía de la voluntad, siempre que ello no implique un riesgo de vida.


Con esta breve nota, queremos recordarles a nuestros lectores que tienen derechos a ser atendidos con respeto, a que se preserve su intimidad, a que se les brinde un diagnóstico detallado y en un lenguaje que comprendan, a conocer su diagnóstico o incluso a negarse a conocer el mismo, a ser informado por escrito de su estado, tratamiento y evaluación estimativa para realizar una interconsulta. Y a denunciar el incumplimiento de los médicos a las normas que garantizan estos derechos o la mala praxis.


El autor citado al comienzo de la nota tiene un chiste sarcástico que resume algunas conductas médicas, “la diferencia entre Dios y los médicos es que Dios no se cree médico”.



Por Marcelo Ricardo Hawrylciw


www.elsindical.com.ar

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